Los discos de la década que no quieren que escuches (Parte 3: La vida es una caja de bombones)

Han pasado demasiadas cosas como para no mencionarlas. Sí, es así, estuvimos alejados por un tiempo, esto de la pandemia y el pánico colectivo es algo para tomar en serio y todxs nos hemos visto afectados de una u otra forma. En el caso de la música chilena todo ha sido, en un comienzo, un caos delirante en que nadie veía alguna solución a la falta de shows en vivo y todo el aparataje que significa llevar un proyecto musical encima. Sin embargo, el internet y la creatividad siempre han sido buenos compañeros, por lo mismo, no tardaron en aparecer instancias virtuales en donde los y las artistas pudieron saciar sus ganas de estar cerca de sus seguidores y así también pasar a publicitar sus discos y, de pasada, ganar unas lucas para salvarse durante esta catástrofe. Todo bien, claro, pero a la hora de los «quiubos» nos damos cuenta, nuevamente, de lo precaria que llega a ser nuestra industria musical chilena, de lo alejado que estamos de las políticas de gobierno, del abandono estatal para con sus artistas y de la poca importancia que tiene, finalmente, la música y las artes para nuestras autoridades.

En fin. Forrest Gump dijo «la vida es una caja de bombones y jamás sabrás lo que te puede tocar» y es una frase tan apropiada para la variada gama de sonidos presentes en nuestra larga y angosta faja de tierra, que no sabrás qué acorde te golpeó, qué verso te dejó marcando ocupado o qué disco se convertirá en uno de tus favoritos. Ya que empezamos, agarramos vuelo de nuevo y nos lanzamos con este listado de discos chilenos, de discos que no tuvieron la atención de los medios de comunicación masivos, o quizá, salieron en uno que otro comunicado de prensa por ahí, copiado y pegado en un sitio web, pasando piola, sin pena ni gloria. Es por eso que te recomendamos que te pongas vivo y pases a sapear por acá. No te arrepentirás.

Esta es la 3era parte de «Los discos de la década que no quieren que escuches».

(Nota: Haz click en cada una de las portadas y serás re direccionado al disco)

Airelavaleria – Chaleco (2010)

Antonio Kulumi – Antonio Kulumi (2010)

Yamil y Romero Project – Ya llegó el apocalipsis (2012)

O Ru O estrenó este disco homónimo el 2017 y de inmediato causó algo entre los fanáticos de este tipo de música. Una mezcla alocada de jazz, folklore, experimentación, rock progresivo y, todo esto, acompañado por el dj Perez Muerez. Se suma a esto la inclusión de elementos precolombinos, rescatando imágenes, sonidos de nuestras etnias. Acá hay cerebro y corazón trabajando en conjunto. Un disco recomendado para acompañar un buen viaje sicodélico. 

Airelavaleria – Chaleco (2010)

Considero que este disco pasó demasiado piola. Airelavaleria nos abrió su alma con una obra variopinta que oscila de un estilo a otro con una facilidad tal que puedes oírlo de principio a fin muchas veces al día. «Chaleco», es un disco que esta dividido en 5 partes, mas la unidad de éstos hacen que la placa sea única en su especie. Un trabajo delicado, potente, con composiciones con detalles muy interesantes.  

Un Festín Sagital – Bestias Solares (2012)

«Bestias solares» no es un disco fácil, es una obra oscura, con tintes grises, sonidos que arrastran cadenas, como un ritual pagano musicalizado por Magma o Univers Zero. Un paseo sangriento, sin esperanzas, pero tiene osadía, locura, la dosis de locura primigenia para el día. Especial para leer literatura de terror victoriano, sumergirse en la obra de Lovecraft e invocar demonios primigenios en una danza sin final. 

Paliakate – Akka Pungka (2011)

Paliakate es un músico que no se viene con preámbulos y te lanza de una toda la fuerza de sus rituales electrónicos adornados con una prosa punzante, versos como dardos untados en una extraña sustancia amazónica. Acá hay sudor, lágrimas, oscura humedad. Este inicio va con la colaboración de Antonio Kulumi en las letras y en el canto, lo que hace que te veas involucrado en una singular danza de rabia y baile. 

… FIN …